Imagínate “un break” en un lugar paradisíaco, donde no preocuparte de nada durante tu estancia, un lugar sosegado, apartado de toda civilización y que te envuelve con su fragancia. Se trata del Hotel THE BALÉ, situado en Bali, una pequeña isla en el corazón de Indonesia.
Tuve el placer de poder escaparme unos días a este maravilloso paraje natural, y de poder hospedarme en un lugar como THE BALÉ. Tan sólo llegar, nos acogieron con los brazos abiertos y una gran sonrisa. Cuidadosamente nos acompañaron a nuestra “habitación”. Cuando abrimos las puertas de madera típicas de la isla, me quedé maravillada. Un sendero de piedras rodeado de agua nos señalaba el camino a seguir para adentrarnos en nuestra villa. Cuando entramos por los grandes ventanales de vidrio, nos inundó una sensación de tranquilidad, ya que, a lo lejos se oía una suave melodía de instrumentos de viento que te hacía flotar en el ambiente.
Una arquitectura sin igual envolvía el complejo, todo estaba realizado con materiales nobles como la madera y la piedra, trabajado con mucho mimo por manos autóctonas. Desde cualquier rincón se podía oír cómo brotaba el agua por los diversos estanques. Las villas contenían una parte de jardín, una piscina que entraba hasta el baño principal, y una construcción basada en los principios de la arquitectura balinesa, con vigas de madera que sostenían un techo muy alto de paja de pasto seco.
En el entorno de THE BALÉ está todo 100% cuidado, hasta el mínimo detalle. Desde un kit de cremas solares, a tu disposición, en la playa privada, como un buggy para pasearte por el complejo, o una zona “lounge” para saborear los combinados de la zona, hasta una cena romántica tipo “barbecue autóctona” en tu propia villa. Además, siempre tienen alguna sorpresa preparada.
Un destino muy recomendable para disfrutar de un lugar inolvidable, de una arquitectura maravillosa y de una gente muy abierta y divertida.
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